Con los zapatitos rotos,
ropa vieja y muy usada,
una niña muy pequeña
de charco en charco saltaba.
Ella no sabe de penas
y no llega a comprender,
tan sólo espera la hora
que le pongan de comer.
La madre enferma en la cama,
su pobre padre en el paro,
ella mira alrededor
y nota que hay algo raro.
Se fija en los otros niños,
que son de su misma edad,
que llevan zapatos nuevos
y ropa de calidad.
Pero a pesar de todo
envidia de nadie tiene,
sigue saltando en los charcos
y con eso se entretiene.
La Navidad ya se acerca,
ya faltan muy pocos días,
si Dios cambiara su suerte
tendría una gran alegría.
Por fin el bueno del padre
ha conseguido un empleo,
podrán celebrar las fiestas
que era su mayor deseo.
La enfermedad de la madre
la ha logrado superar
y al llegar el año nuevo
vuelve la paz al hogar.
Adiós a los viejos zapatos,
adiós la ropa raída,
ya no saltarán más charcos
pues ha cambiado su vida.
En el mundo en que vivimos
no hay que desesperar,
la felicidad aunque tarde
seguro que ha de llegar.
Julián Navarro Vera
Barcelona, 15 de desembre de 1.993